¿Sufro de ansiedad?
Desafortunadamente, todavía hay muchas personas que no le dan la debida importancia a enfermedades como la ansiedad y la depresión. Y muchos se preguntan: ¿sufro de ansiedad?
Hoy en el mundo millones de personas padecen esta enfermedad.
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Las causas son numerosas y puedes estar seguro, no es frivolidad o tontería, realmente hay que tener mucho cuidado y tomarlo en serio.
Solo quienes padecen estas enfermedades saben lo que realmente sienten.
Y hoy hablaremos en concreto de la ansiedad, que en determinados casos, si alcanza un nivel elevado, puede provocar depresión.
Pero, ¿qué es realmente la ansiedad?
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Es la reacción que cualquier persona puede experimentar ante algunas situaciones del día a día, como hablar en público, entrevistas de trabajo, vísperas de exámenes, exámenes de salud e incluso cuestiones amorosas.
Hay personas que logran controlar su ansiedad hasta cierto nivel, ya que dependiendo del caso puede ser normal sentir esta.
La ansiedad se convierte en un trastorno cuando no es posible controlarla. Y sí, es hora de estar alerta.
Por lo general, la sensación de ansiedad es provocada por un miedo anticipado a algún evento importante.
En casos más preocupantes, una crisis de ansiedad puede convertirse en un ataque de pánico.
Hoy veremos algunos datos que suelen padecer las personas con ansiedad y poder dar respuesta a la pregunta: ¿Padezco ansiedad?
Ver peligro en cualquier situación : aquí el miedo está muy presente, es la causa principal. La persona tiene miedo a determinadas situaciones, un miedo que se sale de lo común y con cierto avance.
Un ejemplo de esto, cuando alguien necesita viajar en avión, pero se asusta incluso antes de subirse al avión.
Tener miedo de viajar en avión puede ser normal, pero las personas con ansiedad siempre piensan lo peor incluso antes de abordarlo.
Cambios en el sueño: es una de las cosas que más afecta a alguien que padece este trastorno. A veces una noche de sueño reparador es casi imposible y más si tienes algo que te preocupa.
Eso se convierte en insomnio y no en una forma de conciliar el sueño.
Así como si al día siguiente hay un evento muy importante, la cabeza no dejará de procesar.
Un ejemplo de esto, el día antes de una entrevista de trabajo. La persona pensará en todas las preguntas posibles con sus respectivas respuestas.
Problemas de apetito: en este punto tenemos dos casos: las personas que comen compulsivamente cuando se sienten ansiosas, así como las que dejan de comer si algo les preocupa mucho.
El caso más habitual son los atracones para intentar calmar esa sensación de ansiedad. Se refugian en la comida y sienten que puede ser un consuelo ante lo que están pasando.
Miedo al hablar en público: Las personas que solo piensan que necesitan hacer una presentación pública pueden entrar en pánico e incluso paralizarse.
Todo esto también viene acompañado de signos físicos evidentes como: sudoración excesiva, taquicardia, dificultad para respirar, manos frías e incluso sibilancias. Esto es realmente muy serio.
Y todo esto se debe al miedo a lo que la gente pueda pensar de tu presentación, como siempre una preocupación anticipada de un evento determinado.
Miedos irracionales: en los casos más graves, tienes miedo a todo. Ya sea miedo a estar solo, a sentirse insuficiente, miedo al fracaso, entre otros.
Habla compulsiva: algunas personas en casos más avanzados sienten una necesidad abrumadora de hablar sin parar. La respiración se vuelve dificultosa, el corazón puede acelerarse.
Preocupaciones excesivas: para mí en particular es uno de los puntos más comunes en los diferentes niveles de ansiedad. Una persona ansiosa siempre está preocupada por algo.
Anticiparse a cualquier evento. En su cabeza, puede crear mil historias posibles y, en la mayoría de ellas, algo malo sucede.
El futuro es una de las mayores preocupaciones, ya que es algo que no se puede controlar ni predecir.
Tanta preocupación puede provocar dolores de cabeza frecuentes, úlceras e incluso afectar el sistema inmunológico.
Además de todo lo anterior, podemos citar algunos signos físicos:
– cansancio
– sensación de dificultad para respirar
– corazón acelerado
– Diarrea
– temblores
– manos frías y sudorosas
– escalofríos
Si sientes alguno de estos síntomas, no temas, no estás solo. ¡Busque ayuda de un experto!
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